Vamos a mirar
hacia Donostia-San Sebastián para hablar sobre el que puede que sea el vehículo
más estético sobre la faz de la tierra. Las ciudades han recuperado las bicicletas,
aunque unas más que otras. En el caso de Bilbao, por su orografía lo tiene
difícil para superar a Getxo, Vitoria-Gasteiz o a la sede de la playa de La Concha, un
lugar donde la gente no se corta con las bicis: o se llevan de paseo de último
diseño o se "customizan" pintadas de azul o blanco, en el caso de las más viejas,
para no desentonar con la apaciblidad de la ciudad.
Pues bien, no parece que la buena vida donostiarra vaya a desmoronarse, pero el
colectivo de usuarios de bicicletas tendrá, desde el lunes 28 de mayo, nuevas
obligaciones cívicas y comprensibles como encender las luces de noche y/o en túneles, no
circular por aceras, no hablar por el móvil, no llevar auriculares o no olvidarse
nunca del timbre. Esto último es bastante hilarante porque quienes suelen
pasear plácidamente por los bidegorris (carriles bici) son niños, ancianos o perros que tienen
todo su derecho a despistarse. Eso sí, ya puedes parar o lanzar un kontuz! (cuidado)
con un nivel de decibelios considerable y olvidarte del tirrín-tirrín si
quieres evitar un atropello. Las multas, por cierto, oscilan entre los 50 y 200
€, (22 y 97 € si se paga prontito).
El
tema de la acera también puede traer lo suyo porque quienes acostumbran a
usarla bajarán a la calzada, para alegría de conductores de coches que se ponen
de los nervios cuando en una carretera de un solo sentido se encuentran con una
bici que les lleva la delantera. Lo siguiente suele ser intentar que "el hierro"
y su ocupante se orillen mediante presión psicológica (pitos, flautas y cuidado que voy). Y luego está el tema de los robos. Prima el sentimiento de
que se criminaliza a la bicicleta más que a los amigos de lo ajeno, así que
seguramente las tiendas de accesorios están empezando ya a dispensar bocinitas,
luces de quita y pon… hay quien se queja de que en vez de ciclistas, vamos a
tener árboles de navidad en época estival. En fin, esperemos que el asunto no
deje mucha huella en la vida diaria porque lo cierto es que Donostia-San
Sebastián puede presumir de una red de bidegorris envidiable, como también lo
es, o lo ha sido en general hasta ahora, la relación ciclista-peatón. Las bicicletas,
aparte de estar de moda (basta con echar un vistazo a las revistas de este
género), ayudan a mantener una vida saludable y optimista, hacen bonito y no
contaminan (esto último, pues por comentarlo).
![]() |
Saliendo del túnel de Morlans... y una idea para quien no tenga silla trasera |
No hay comentarios:
Publicar un comentario